El Espíritu Carmelitano

“Casa de la Alegria” , intenta, adentrados ya en el tercer milenio, traducir el espíritu del Carmelo, basado en el “soplo suave” del Espíritu de Dios que nadie sabe “ de donde viene ni a donde va” y en el marco del llamado a una nueva evangelización que no le teme a insertarse en la “noche oscura” de un mundo profundamente secularizado y marcado por las heridas de un neoliberalismo fiero que convierte a las personas en números o “variables de mercado”, ofrecer como propuesta de desarrollo social para las personas en situación de marginalidad  que viven/conviven en el Centro de Lima: trabajadores y trabajadoras comerciales del sexo, mendigos, personas con una orientación sexual diferente ; el modelo de vida de Jesús y de una fraternidad  orante que escucha , acoge y  que se coloca al lado de los marginados y excluidos , destinados a morir de muchas maneras : pobres, enfermos, diferentes.

El Carmelo tiene el desafío de “probar concretamente” que la fraternidad es posible donde la solidaridad y la humanidad no existen, como familia “profética” debemos tomar conciencia de... “la injusticia básica que divide la humanidad entre ricos y pobres” en ese sentido hemos de ser “capaces de decir una palabra no sólo de denuncia de males sino también de acogida y ternura para quienes son victimas de este sistema.

La Acogida, siguiendo el ejemplo de nuestra Madre, Patrona y Hermana Maria, Madre de Jesús, que “gesta” en la meditación y el silencio, la palabra viva, y convierte dicha gestación en “servicio activo” (Evangelio de Lucas) debe conducirnos a la contemplación de las particularidades y realidades de cada ser humano “meditándolass en nuestro corazón” y traduciendo dicha contemplación en apertura  al otro.

El Proyecto vital de Jesús, no puede ni debe ser sólo un proyecto de salvación espiritual, debe incorporar el  logro del bien-estar de las personas a las que se invita a participar de dicho proyecto , tener y plantear objetivos de desarrollo claros que incluyan : disminución de la pobreza y de la marginalidad a partir del reconocimiento de la persona humana como Una “síntesis de la creación” ; re-dignificación de los que han sido despojados de su dignidad por el hecho de ser “diferentes” o vivir contra la “cultura”. La contemplación, implica también  el descubrimiento de Dios presente en los demás, al que se reconoce como en Emaús .…. “al partir el pan”.